La campiña de Sorolla dibuja dos líneas opuestas que se mantienen en equilibrio. Por un lado, se presentan la mitad de los diseños de la colección bajo una estética más romántica y liviana, repleta de volúmenes, encajes y adornos con diferentes tipos de lazadas. Por otro lado, coexisten diseños de cortes más limpios y estructurados propios de una línea masculina más sobria y minimalista. Y como nexo de unión todos ellos juegan con las aberturas, los pronunciados escotes y los impolutos acabados que avalan a Ze García. Asimismo, los quince diseños plasman también una gama cromática dual que combina los colores más oscuros, asociados a los tonos característicos del norte, con los colores cálidos y llamativos más sureños que en su conjunto aportan una propuesta fresca, sofisticada y femenina. Contrastes recurrentes en el adn del diseñador y de Ze García.